viernes, 16 de diciembre de 2011

Preludio

Tengo las manos llenas de papeles, 
papeles que arden de vacíos inacabados,
papeles que me queman los dedos 
cuando busco las palabras para tapizarlas 
de cosas que no necesitan recordarse.
Y abuso de su inocente carácter de blanco,
y los mancho con esas cosas que, realmente,
no son necesarias recordarlas,
aunque duelen como si existieran.
Que ganas de comprender su dolor,
pero desde este punto es un poco complicado.
Del punto en el que todo causa cicatrices,
aun así, aun pienso que no es necesario recordarlo.


Te metiste con la persona equivocada,
inténtalo de nuevo y no podrás comprender
el por qué de la pregunta que,
en algún momento tuvo sus respuestas.
Niega las noches desveladas que tuvimos,
llenándonos de palabras 
con tu silencio que me duele
hasta la sombra del mal.

Y vuelvo a la misma palabra 
y la repito conmigo, 
la tengo nuevamente latiendo-me.
Quisiera tan solo... tengo ganas de sacarme el corazón,
pero ya no puedo dar pie atrás,
ya no me pertenece,
le pertenece al silencio,
al silencio con fogosos residuos de sentimientos vagos,
le pertenece al viento. 



(pasan cosas inexplicables por mi cabeza
cosas que ni yo quiero pensar que existen)

lunes, 14 de noviembre de 2011

El carbón del metro...

Prefiero no dolerme, prefiero mirar el suelo,
atraparme en la tinta borrada en una hoja en blanco.
Quiero caminar con el fogueo de luces que no terminan de esconderse
en el sentimiento que no existe, que no me pertenece.
Me pego la pared en la espalda, eso es menos cansador que una verdad
escondida en toda una vida de mentiras.
No creo en lo posible, porque es más fácil alucinar con dragones,
demasiado imposible.
Escribo la palabra con la confusión pegada en la mano.
Quiero, pero no quiero, no quiero confiarme en lo que el corazón me dice
Seguiré haciendo como si nada, como la loca chora caminando por la calle,
los ojos rojos y el cuerpo dopado en vino,
la única manera de esconderse de la mentira
que escucho al otro lado de mi corazón,
ese que está en otra cama, en otras noches,
en otras cosas reales que no por eso son de verdad.
Me pego al suelo porque es lo único que me queda
y no lo hago por conformista, lo hago porque con los pasos de la gente
que, aunque desconocidas me recuerda tu corazón pegado a mi oído,
que tiene lo mismo que los pasos del suelo de la calle, son todos desconocidos.
Me caen las letras, las palabras. Las absorbo de los pensamientos
que salen en el colapso del metro.
Me caen las palabras y me caen como los sentimientos cobardes de golpe
que por mi no existieran, pero si son cosas divinas,
prefiero ni tocarlas, ni mirarlas y tan solo sentirlas cuando se van
desvaneciendo, desapareciendo en los cajones del olvido,
que es mejor guardarlos donde nadie los recuerde
y donde nadie quiera encontrarlos.

viernes, 28 de octubre de 2011

Pisando Palabras

Si tuviese que decir mi última palabra,
se la dejaría al silencio.
Porque sería él quien proclame el reflejo
de las bocas golpeadas por gritar en medio de las calles.
Se la dejaría al silencio, porque con él
dejo que los ojos llorosos griten su odio.
Le dejo mi última palabra al silencio,
porque con él aprieto mi mano con la piedra.
Con el silencio absorbo el aire de los perdidos
entre rejas y que nunca supieron el por qué.
Le dejo mi última palabra al silencio
porque mencionarla sería darles en el gusto
a los que quieren que grite para su burla,
que llore para ser su culpa,
que agarre las piedras para que me enrejen.
Dejaré que mi silencio hable,
dejaré mi impotencia en las manos de lo que quedan en las calles,
dejaré mi rabia en los vientres llenos de semen con rencor.
Les dejo mi silencio a los sin miedo, a los armados,
a los que mueren, a los que no y siguen luchando.
Les dejo mi silencio, sí, el silencio
para tener el coraje de buscar la voz
para gritar el resentimiento.
Sí, el silencio para que explote la ira,
exploten los sueños, exploten las mentes,
y vuelen entre humo y agua sucia.
Les dejo mi silencio para que
cuando griten nadie los calle.
A esos que vienen, los nonatos;
que nazcan con el odio al silencio,
con el odio en la garganta, ese que construye,
ese que alimenta, ese que enseña, de ese que está en las calles,
para que sean escuchados en los oídos de los hombres corruptos,
que tomen la violencia como bandera,
para defender a sangre, para defender a los amigos,
para defender la nueva historia de los que están sobrando.
Les dejo el silencio para que tomen las balas
y las devuelvan con la fuerza de las madres en dicom,
la fuerza de los padres resentidos y golpeados,
de los tíos exiliados, de la sangre torturada.
A esos les dejo mi silencio, a los sangre torturada,
a los olvidados, a los dejados en basura mediagua.
Y no para que sigan callados, es para que odien mi silencio
y lo vomiten con cánticos y ollas.
Que la sangre de los que gritaron en un día pasado
se despierte y ara en la generación de los indignados,
en la generación de los cabeza soñadora.
Fomento la sangre de los tomados en la calle.
Si mi última palabra tuviese que decirla.
se la dejaría al silencio.

sábado, 22 de octubre de 2011

obsesión de las pocas...

Cierro los ojos y no puedo dejar de verte en mi,
tan avasallador como los sentimientos que,
cuando no los usas duelen.
Te siento, simplemente porque no te he olvidado,
te respiro y palpo y todos los verbos existentes
para explicarte conmigo todas las noches.
Quisiera que tu silencio no hablara tanto,
desearía que fuera él mismo que le pusiese
el punto final a todo esto contigo.
Te tengo atrapado en mi mente como una pared
de espinas que, por mucho que las toque,
me siguen sacando sangre.
La verdad no quiero encontrarte en explicaciones,
baratas y vulgares por lo demás,
que no tienen más motivos que el intento
de menguar lo que provocaste.
Tu y tu silencio vil y despiadado,
come pensamientos y noches completas.
Ensuciaste los amaneceres
dejándome despierta entre la cama y el sin oxígeno,
entre los vasos vacíos y los corazones ensangrentados
hasta ahogarse en su botella.
Me votaste como la vil despiadada que suelo ser
cuando tomo el silencio como confusión.
Ni yo me entiendo, no entiendo ni las palabras
que vomito por segundos, minutos
y todo lo que llenan en una hora entera.
Y colapso yo misma con el tiempo pasando,
pero creo que ya aprendí a esperar,
esperar que no odie el olor de la tinta de este lápiz.
Me tapé los oídos para llorar tranquila sin escucharme
y cerré los ojos para no ver el suelo mojado
y de él floreciendo cosas que no esperaba
en mi suelo de tierra seca.
Pero te tengo enclaustrado en mis pensamientos del por qué.
No quiero tu respuesta miserable y conformista,
llena de limitaciones y de esas cosas
que ni yo quiero atreverme a pensarlas.
A pesar de que siempre uso los recuerdos para esto, pensar.
Claro, la cosa es que no puedo seguir explicándote
que estoy molesta contigo
y tu molesta crueldad de no hablarme simplemente porque sí.
Me atrapaste en tus ojos,
me enganchaste en tus labios
y todos los verbos existentes para decir
que no quiero que signifiques más en mi,
sino sería... sería enamorarme contigo,
de ti y sin mi.
Aunque ya son cosas que no le pertenecen
a mi vocablo de sentimientos vagos,
vagos como el vino en la sangre.
La cosa es simple; termina tu tortura
y déjame respirar en tus besos,
que tus labios le hablen a mi lengua.
Simplemente con un beso de los tuyos.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

El otro lado de la última caja.

Y salí de la casa con mi abrigo puesto, con el paso un poco más rápido de lo normal. Unos segundos antes había cerrado la puerta dejándolo a él dentro y yo... yo con una caja en las manos. La dejé en el taxi, en la maletera y me subí en la parte de atrás - ¿hacia dónde va?- miro el espejo y los ojos del chofer me miraban con ganas de saber qué pasaría con el recorrido y yo... - a calle dos con Mercedes - pasan uno, dos, tres postes y pienso, pienso en las cosas de mi caja atrás que se están moviendo mucho. Uno, dos, tres postes pienso, pienso en mis manos tomadas, tan apretadas entre ellas, creo que odian todo lo que pasa por dentro, todo lo que mi corazón les dice y pienso -¿nos vamos por la carretera, señorita?- pienso en que cada latido me dormita los sentidos, me colapsa las mejillas con lágrimas que no quiero en este tema que... -no. nos vamos por la calle central, pasaremos al supermercado- aun tengo cosas en mi cabeza, pensando que esto no estaba pasando. "Siempre estaba presente", cada cosa que me hacen contar cada una de ellas como algo que ya no va existiendo... uno, dos, tres postes y pienso, pienso, pienso en cada sollozo que laten dentro de cada segundo en cada respiro que le pego al alma, que sigue buscando la respuesta a la inercia de cada acción que tengo entre los dedos de mis manos atadas entre ellas. Sintiendo los latidos del dormiteo del corazón cuando... uno, dos, tres postes y pienso - señorita, ya pasamos el supermercado, la llevo al otro, disculpe, no me di cuenta, se lo descuento- que no tengo nada más que inercia en todos mis sentidos -no se preocupe, vamos al otro, yo no tengo problema- no pienso en otra cosa que en volver, volver unos minutos atrás y no haber cerrado la puerta, pero ya es tarde, siempre es tarde. Si ni siquiera recuerdo cuando dejé de sentir... simplemente ya no puedo volver, simplemente ya no siento volver, ya no tengo que hacerlo.
Me bajo del taxi en el supermercado, camino como siempre. Tomo la bolsa del pan, un jugo, un vodka, mermelada. La verdad no sé si tendré hambre más tarde, no tengo ganas de pensar en eso. Miro a las personas caminar, siento que en cada paso de ellos yo... yo voy detrás del tiempo, voy caminando después de los segundos marcados -no, no, pago en efectivo- entre todos y la diferencia abismante del día en donde estaba parada en el mismo lugar, fue la semana pasada. Pero ahora todo sigue siendo tan extraño, aun no entiendo realmente todo lo que pasó, lo que va pasando y lo que no quiero que pase. No quiero entenderlo tampoco, realmente no me espero en un futuro, no lo tengo y por lo mismo no me espero en él.
Me subo al taxi con las bolsas y los dos últimos latidos me pegan fuerte en los oídos alejándome de mi, me enajenan de mi mente, me hacen no pensar más y así lo hago, no pienso en nada. Me hacen entrar más en el colapso de lo profundo, más adentro de los pensamientos, hasta toparme con los recuerdos, hasta verme sentir otra vez cada uno de los recuerdos, a vivirlos y volver a tener esos muchos latidos. Vuelven los apretones de las manos, vuelven las ganas de seguir recordando y caerme en cada uno de los recuerdos. Trato de encontrar el momento exacto en el que quedaron olvidados tan adentro que me robaban los sueños cada noche. Vuelvo a los momentos cuando me miraba en el espejo, en la casa que dejé atrás, vuelvo al momento cuando me encerré en el baño con no sé cuántos nudos en la garganta. Vuelvo a los gritos callados, vuelvo a las sábanas que me hacían arder la piel de alegrías confusas, vuelvo a los dedos fríos, vuelvo a las noches latigudas y a todas las anteriores a esas también vuelvo. Vuelvo a las risas, a los escritos de madrugada, vuelvo a los viajes por semanas partidas, vuelvo al auto, al taxi. Me he perdido en las cosas que se van desvaneciendo, me perdí en los miserables recuerdos y no encontré el momento en el que dejé de mirar al mundo como parte de mi, como yo parte de él, olvidé el momento en que dejé de sentir, en el que dejé de tener recuerdos vivos... -son siete mil quinientos pesos, señorita, pero se los dejo en siete mil, se lo descuento por mi metida de patas-. Busco la billetera en mi bolso y le paso los pesos al chofer, la verdad me da lo mismo su descuento, peo soy mala haciendo que la conciencia de los pecadores quede con alguna otra carga. -gracias por traerme- y nuevamente me enfrento a una puerta con mi caja en la mano. Busco la llave y abro la puerta, me encuentro con mis cosas empacadas en lo que dicen se llama living, con todas mis otras cajas. Prendo la luz y vuelvo a mi, vuelvo a verme desde dentro de mi y me pillo frente al espejo del baño con no sé cuántos nudos en la garganta y en los ojos otros cuantos más. ¿Aun busco puntos fijos en la pared? no, ya no los tengo. ¿Aun tengo que reconocer el frío de sus manos con las mías? no, ya no tengo que hacerlo, ya no están más y ni siquiera recuerdo dejaron de estar conmigo o solo conmigo, ni siquiera sé cuando estuvo presente. No recuerdo cuando comencé a tener más de dos piernas más entre medio de las de él, no recuerdo cuando tenía diferentes perfumes en cada noche que llegaba tarde, más de lo normal... tengo el corazón detenido, detenido en el reflejo del espejo, y siento como se van las ideas de hacer algo más que estar parada ahí mirándome, mirando pasar los recuerdos en mi mente, mis ojos mirando la nada de ellos mismos. Sí, tengo el corazón detenido y me miro, me miro recordando, me miro en esa noche, en mi auto, me miro en el bar, me miro frente a ellos dos, me miro, me miro y me enfurezco conmigo otra vez. Me veo llorando por todas las calles otra vez, y me siento me siento las manos apretadas mirando el mar de la nada y llorando a gritos. Me siento escuchando su voz "no quise, de verdad no quise hacerlo, amor, estaba borracho" y me encuentro en la enajenación misma de la desesperación, me pillo gritando "no quiero sabes nunca más de ti, me terminaste de matar, me acabaste... me voy". y terminó mi cuerpo de llorar y volví a mi misma, una vez más. A la misma imagen frente al espejo, otra vez. Fue como dejé de sentir, en ese silencioso, oscuro, triste, desahuciante camino a la casa que dejé cuando dejé de sentir. Fue en ese camino en que aprendí a no tener el corazón dentro de mi cuerpo, lo dejé en el viento. Ni yo sabré de donde viene y a donde va. Fue en esos momentos en los que me perdí de mi misma, en los que perdí mi cuerpo en las paredes de Baquedano, fue cuando ya no tenía una existencia concreta de sueños en las noches que antes sí las dormía.
Fue así, así como ahora me miro al espejo fijamente y aun estoy perdida, lejos de mi, fuera de mi y... lavo mi cara, respiro profundo y suspiro, me miro nuevamente al espejo y pienso, pienso, pienso en que el agua está lista para tomar el primer café, el primero de mi misma sin ser ajena a la soledad.
Sí, creo que estoy lista para tomarme el primer café, el primero de mi.

lunes, 22 de agosto de 2011

Juego de sábanas

Me quiero comer la sangre sangre de cada beso que podré darte desde esta noche,
traspiro en el recuerdo de esos segundos orgásmicos en los que
me encendiste la piel piel y todo lo que puede haber debajo de ella
y ese espacio de allá abajo también pasó por lo mismo.
Me gusta el apretón de tus brazos.
Esa cosa de querer montarme y moverme como una sirena en plena marea alta
con agua caliente caliente y a la luz de una luna que le encanta
Escuchar cuando la respiración se detiene en la boca de los amantes.
Y seguir creando figuras de algo tan simple como decir que me calenté
y realmente quería tenerte en mi cama en cosa de segundos,
pero tengo una moral lo suficientemente alta
como para esperar que a ti se te ocurra tan placentera idea de llevarme a tu cama.
De cierto modo son sábanas que no conozco y que ya mi piel desea
de una manera bien candente y peligrosa.
Me gusta ese peligro en el que puedo encontrarme cuando pienso en ti,
literalmente la adrenalina es algo lo suficientemente calentón
como para negarle la apertura de mis piernas
cuando sé que está entre medio de las tuyas
y bien dispuesta a llenarme de su dosis correspondiente
a este cuerpo de estudiante contemporánea.
Tengo el deseo ferviente de querer que me duermas la piel,
de querer que conozcas mis caderas de adolescente juguetona
y mezclarlas con la experiencia de tus dedos dibujantes de siluetas.
Todo lo que sea de ti experiencia, dejarlo en mi cuello desnudo para tu boca
y todo lo que sigue después del cuello, dejarlo sobre la mesa,
de esas que aguantas los terremotos todas las noches,
en las que descubrimos el punto caliente de la pasión,
esa que nos hace adictos de nosotros mismos disfrutándonos.
Deletréame cuando me abraces,
pídeme un poco más cuando me aprietes,
Verás en lo que nos podemos convertir calentando tu cama.

jueves, 30 de junio de 2011

Pudorosa.

Te presto mi cuerpo cuando sea necesario,
te presto mis manos cuando quieras usarlas.
Me muevo cuando quieras y como quieras.
Puedo prestarte mis sonrisas,
te paso mis orgasmos cuando quieras escucharlos.
Si quieres camíname a la cocina
y lúcete como el hombre que crees que eres.
Muévete sin parar si quieres,
detenme la respiración, tápame la boca,
dibújame el cuerpo con la boca
cuando pienses que es lo que quiero que hagas.
Pero ahora déjame a mí hablar,
quizás con el cuerpo, quizás con palabras,
quizás con lo que nunca me hiciste sentir.
Déjame arrancarte la cara con la puta
que me quieres convertir.
No vuelvas a pensar en mi, no soy de esas.
No me pidas en tu cama nuevamente,
soy feliz en sábanas desconocidas
y las tuyas ya las dejamos muy calientes
para quererlas abrigándome los pies, ahora.
No me transformes en el recuerdo
de una mujer que no soy.
Me siento más mujer cuando tengo algo más que tocar
o simplemente el sudor del otro que comerme con la piel.
Cuando termines y ensucies mis entrañas,
toma tu camisa y ciérrame, destápame la boca,
cree que ya puedes respirar terminando dentro.
cierra la puerta y no vuelvas,
simplemente no vuelvas,
no porque yo te lo pida, sino por tu honor no lo hagas.
Simple y rápido como todo lo que haces.

sábado, 28 de mayo de 2011

Contrapuntos.

Pierdo mis ojos en un horizonte gris.
Con cerros grises, con pisos grises.
Pierdo mis manos entre pisos elevados,
entre sueños sucios, entre caminos complejos.
Pero lo externo nada, de lo por fuera
nada, delo que no existe nada.
La cosa está dentro del vacío. La cosa
está escondida en el odio, la cosa está
en el resentimiento.
La cosa es que el vacío esta embargándolo todo.
Putas lágrimas que me ahogan el pecho de puta madre
que nos las suelto, que no las dejo
que si que no que puede ser
que el miedo que esconderme que amar y no poder.
Que ya no me gustan las palabras
menos cuando las miserables dejan la sensación de vacío.
Miradas para la nada.
Dejando besos sucios corruptos
porque corrompen lo que no es santo.
A lo sucio mis palabras gastadas
por el silencio puede que también por un miedo
bastardo a toda la vida.
Pero no sirve de nada dejar todo
o sentir todo, no sirve de nada
todo lo que puede que sea.
Sigue el vacío, sigue porque sigo
en existencia, sigue porque sigo
con los pies en la tierra con pensamientos
enterrándose como árboles para no
volver a salir de donde están.
No puedo decir nada tan o más bello
sigo pensando que mi vida, mis
palabras, miradas, pasos y cansancios
besos o no besos, abrazos y calenturas
no tienen un sentido mientras tenga los
pies en la tierra. No hay sentido,
no hay sentido, no hay sentido de sentir.
No hay cosas llenas, ni el vacío
puede existir cuando ni él tiene
un motivo de existencia...
Quiero comerme la vida y tentar
al destino futuro a que me llene
de lo que no existe...
La existencia que ya no quiero...
la vida que no me importa
pensamientos sin solución...
Para más lo extraño...
para menos no quiero salir de aquí
no quiero pisar casa sin antes ver al perdido...

viernes, 27 de mayo de 2011

Ultimatum

Si tan solo comprendieras en lo miserable que me he convertido...
si entendieras lo vulnerable que soy cuando estoy frente al desafío de tu mirada...
Si realmente te dieras cuenta que yo sí noto que
quieres alejarte de mi...
Por qué quieres que la historia se repita, si yo decidí que no quiero dejarte...
aunque sea doloroso el que no estés conmigo...
¿Acaso crees que no siento tu distancia,
si la idea es que ahora más que antes estemos juntos?...
Pero al parecer esto no significa tanto para ti
como lo trascendental para mi...
Son cosas diferentes el marcar un hito en el pasado (o que cambie el pasado)
que marcar lo que pasó como un cambio para el futuro...
Te quise para mi futuro, te quise para lo que supuesta mente queríamos los dos.
Pero es cosa de mirarte y ver que mi nombre lo borraste de tu futuro...
Es cosa de mirar lo que haces y darse cuenta que todo es lo que puedes decir,
hacer, pensar, conocer, no estoy presente...
Me dejas desahuciada en lo que puedo sentir por ti. Escondes mis orgasmos
en mi alma y los descuartizas, como lo haces con tus pensamientos,
con lo que sientes, con lo que puedes crear conmigo...
Me dejas, me desbordas, colapsas mis entrañas, entiéndelo.
Si dejara de quererte... todo será tan o más fácil.
Si yo fuese la que se comiera mi alma, todo sería tan diferente, tan placido y completo...
Pero no, sigo aquí como la mierda que soy...
Pero quiero que sepas una cosa. A pesar de lo mierda que puedo ser
y aunque me duela aceptarlo, tengo algo que deseas... y créeme...
que si tu sigues con la intención de obligarme a esconderme de tus brazos,
yo me iré y no volveré para verte sonreír.
Me iré para saber que llorar por mi como yo lo hago ahora por mi alma...
Ten en cuenta también que no quiero tu alma, no quiero que la des tu vida por mi,
quiero que la entregues junto a la mía... (que sin ti la cosa se complica),
quiero que te sientas libre de amarme, perdido mío,
libre de tenerme, libre de dejarme ir.
Porque esta vez no volveré si llego al valor de olvidarnos. Perdido mío...

domingo, 1 de mayo de 2011

Golpes

Paranoia recalcitrante, que te paseas por mis venas,
paranoia que no dejo en cada sueño que te tengo.
Me limitas la piel a sentirte cuando vuelves cada noche,
me embriagas de estupideces cuando me hablas
de lo que no quiero ser para ti.
Pero no puedo alejarte, la mierda de fuerza que tengo no me sirven
cuando tus palabras emputecen mis oídos.
No me muevo y ni pienso hacerlo cuando me miras,
tienes una fuerza maligna que me amarra los pies
cuando quiero correr a esconderme.
Pero no me dejas, simplemente no me dejas arrancar,
simplemente te propasas conmigo, abusas de mí como pendeja sin conciencia.
Más inconsciente yo que te dejo hacer lo que quieras conmigo,
vacilando en el no y dejándote en lo que puedes hacerme.
Más inconsciente yo que te hago creer que no tengo voz,
y no la tengo cuando la tuya me ahoga el corazón a golpes.
Pero no digo nada, en este momento ni siquiera estoy pensando en decir alguna cosa,
que me atreva a pronunciar algo y me sacas la sangre de la cara.
Pero tú no tienes la culpa, realmente no tienes la culpa.
Y que me atreve a decir algo que no te parece,
que me atreva a decir que no te quiero,
que me atreva a no abrirte las piernas y no besarte como si algo pasara.
Y no puedo decirte nada más, tienes razón,
no puedo recordarme como algo más que el silencio, no sé qué realmente soy.
No me dejas hablar y ni yo quiero hacerlo cuando estás presente,
prefiero suprimirme y hacerte creer que eres yo cuando llegas cada noche.
Entre llorar en las sábanas del olvido
y atreverme nuevamente a dejarte, separarme de ti, no,
no me atrevo, no me atrevo porque me acostumbré a vivirme contigo,
no me atrevo porque así son los días contigo y sin ti son peor,
no sé lo que tramarás cuando aparezcas.
Y aun así no puedo imaginarme lejos de ti, no vivo sin ti,
realmente no conozco la vida contigo y no la tengo si no estás presente.
Ya te lo dije, me amarras los pies cuando quiero correr a esconderme.
Quizás la fuerza maligna soy yo.

viernes, 1 de abril de 2011

calamidades...

Hay veces que me enfrento a alguien...
Me enfrento a la realidad de tu mirada...
Me centro en lo que tu sociedad me pide
cuando leo tu presencia en mi cabeza...
Me acoplan tus palabras... me neutralizan...
me causan la magia de lo cotidiano,
la rutina de lo normal...
Realmente creo que no puede haber persona alguna
que entre en mi esencia, pero tú...
Tu me robas las cosas... no entras, las cambias, pero es difícil
sacarle los ladrillos a un castillo y cambiarlos,
"centrarlos" cuando hay un castillo que lo compone...
Me atrae tu normalidad, me distrae tu cotidiano,
me sorprendes cuando hablas de lo correcto...
Lo llenas de magia, le pones tu... qué se yo a lo normal de mi vida...
Calaste... y Calaste adentro...
Era imposible pensar en algo así...
Ver que el pasto es verde...
tu color nítido le da el toque...
mas que los mil colores que le pongo al pasto...
Colapso contigo cuando me pones los pies en la tierra... quisiera que entendieras...
Que lo malo tiene el puro nombre de malo...
Me columpias en la casa de los recuerdos, de esos que te salen del alma...
Me caes en lo éticamente correcto...
y le pones tu magia, lo haces agradable...
Me haces saber que le pertenezco a la normalidad de lo estable...
Me creas la necesidad de tener las cosas normales...
y haces que me agraden... odiosamente agradable...
Eres tan tú... te esencia firme no deja que mi coartada se complete...
Tienes las palabras precisas... en lenguaje correcto
Me creas los sueños en lo estable...
que con unos, con otros y con otro una historia de amor?
No!, no puedo cuando se que me hablarás...
me agrada que no seas como yo...
Eres un poeta con su amor en las palabras...
Yo soy poeta conquistando amores con las palabras...
Marcas la diferencia que quiero conocer...
Me establece tu presencia en lo normal que siempre soñé,
pero que en mi no se ha logrado alcanzar...
Aun no me conquista las ganas de un lugar
teniendo mil lugares que conocer... pero tú...
le pones la magia tuya que me deja perpleja...
vives en la misma realidad y te gusta...
me apasiona cuando puedo verte amando...
te admiro al ver que se puede hacer...
Me marcas cada vez que me confrontas a la realidad
y me agrada que seas tú...
el que existe "en mi" para hacerlo...






Para un gran amigo...Felipe Silva