domingo, 1 de mayo de 2011

Golpes

Paranoia recalcitrante, que te paseas por mis venas,
paranoia que no dejo en cada sueño que te tengo.
Me limitas la piel a sentirte cuando vuelves cada noche,
me embriagas de estupideces cuando me hablas
de lo que no quiero ser para ti.
Pero no puedo alejarte, la mierda de fuerza que tengo no me sirven
cuando tus palabras emputecen mis oídos.
No me muevo y ni pienso hacerlo cuando me miras,
tienes una fuerza maligna que me amarra los pies
cuando quiero correr a esconderme.
Pero no me dejas, simplemente no me dejas arrancar,
simplemente te propasas conmigo, abusas de mí como pendeja sin conciencia.
Más inconsciente yo que te dejo hacer lo que quieras conmigo,
vacilando en el no y dejándote en lo que puedes hacerme.
Más inconsciente yo que te hago creer que no tengo voz,
y no la tengo cuando la tuya me ahoga el corazón a golpes.
Pero no digo nada, en este momento ni siquiera estoy pensando en decir alguna cosa,
que me atreva a pronunciar algo y me sacas la sangre de la cara.
Pero tú no tienes la culpa, realmente no tienes la culpa.
Y que me atreve a decir algo que no te parece,
que me atreva a decir que no te quiero,
que me atreva a no abrirte las piernas y no besarte como si algo pasara.
Y no puedo decirte nada más, tienes razón,
no puedo recordarme como algo más que el silencio, no sé qué realmente soy.
No me dejas hablar y ni yo quiero hacerlo cuando estás presente,
prefiero suprimirme y hacerte creer que eres yo cuando llegas cada noche.
Entre llorar en las sábanas del olvido
y atreverme nuevamente a dejarte, separarme de ti, no,
no me atrevo, no me atrevo porque me acostumbré a vivirme contigo,
no me atrevo porque así son los días contigo y sin ti son peor,
no sé lo que tramarás cuando aparezcas.
Y aun así no puedo imaginarme lejos de ti, no vivo sin ti,
realmente no conozco la vida contigo y no la tengo si no estás presente.
Ya te lo dije, me amarras los pies cuando quiero correr a esconderme.
Quizás la fuerza maligna soy yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario