Tiemblo, y sabes que así es. Tiemblo
porque me descontrolas y no puedo dejar de pensar en eso. Borras cualquier
otras cosa existente cuando quieres sentirme tuya, completamente tuya. Es que
lo soy. Exprimes cada gota de mi cuerpo y la fundes en cada gemido que me acusa
cuando aprietas mi garganta. Cada recuerdo que me apegue a ti, está desnudo
como cuando tocas mis piernas y las rasguñas, cuando me miras en el reflejo y
sonríes. Sabes cómo tocar cada centímetro
de mi piel, sabes cómo mirarme, haces que cada orgasmo me nazca, nazca y
permanezca. Me haces perder la respiración, incluso cuando no me tapas la boca.
Te respiro y respiro cada
sensación que me dejas, es que me gustas tanto. Me tocas apasionadamente y sabes que lo haces excelente. Me tocas y me
late el cuerpo entero por sentirte, es que tus labios están tan definidos en mi
espalda, en mis hombros, mis pechos y bajando. Me haces sentir tanto más
disfrutada que lo que puedo hacerte sentir con todas las palabras que trato de
inventarte en tu cuerpo, con mis labios, mi lengua dibujándote lentamente,
mirándote fijo y escuchando tu respiración endiablada con la mía.
Nos complementamos bien, tú los
has dicho, es que nos dibujamos constantemente en el placer de provocarnos, de
tenernos, de manifestarnos como lo que somos, uno solo, perversamente uno solo.
Si amarnos es poco cuando nos deseamos, cuánto más será el fundirnos por
completo, impregnarnos por completo. Es que cada vez que siento que te mueves,
siento que soy tan tuya. Tuya como nunca he sido de alguien no por primera vez
que fuera. Te pertenezco tanto como el deseo que puedo provocarte, como el que
te ata a besarme, besarme completa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario