viernes, 24 de julio de 2009

El ultimo aliento...

Es como el corazón despierta de golpe, haciendo de mi sangre una sola melodía, recorre cada parte de mi ser olvidando el cuerpo frío... Latiendo, con ganas de salir entre el compas de sus notas, va calando mis ojos brillantes mirando los majestuosos minutos que va el corazón escuchando la voz de su escape, de la melancolía cantada.
Son mis pies ardiendo al escuchar su fuego sonar, mi cuerpo en blanco y negro tomando los colores de la pasión.
Abrasando el romance de doz minutos, serrando los ojos para oir mejor... Su voz, voz que himnotiza, labios embrujados por el talento. Oidos bendecidos, indignos de escuchar tal magia que consume hasta los huesos.
Andicta soy de tus caricias pasionales, adicta de tus romanticos altos y bajos llenos del placer de escucharte.
Lujuriosa melodía que llenas el alma, que despiertas el instinto febril, que arrebatas la melancolía de mis manos que hace de mi sueño un verdadero baile entre el galán y la rosa...
Eres tu tango envisiante que haces de amores mi cuerpo, que de tus penas haces mi gracia de bailarte... Eres tu tango deseado el trango amargo del olvido y el vino embriagante del consuelo. Eres tu tango amado el escritor de mis pasos, dueño de mi lujuria, señor de mi pasión, eres la cadena de mis deseos... Mas perfecto que un atardecer entre dos, digno de llorarte, digno de pensarte, digno de reirte.
Eres tu tango señor del verdadero amor entre la noche y el amanecer... Debes saberte majestuoso, debes saberte anhelado. Eres quien lleva la sangre al cuerpo en cada compás, eres dueño del brazo que se enrosca como serpiente en el talle que se quebra, creador de los violines jugueteantes del echizo de la noche, eres el complice de los amantes escondidos, mezclando el aliento, serrando los ojos para oirte mejor.
Tango de mil amores, eres el culpable de mis letras, el burlador de los necios dibujantes de melidías vacías.
Eres tu mi tango, mi amado pecado que no soy capaz de dejar. Eres mi maxima tentación y no quiero dejarte.
Qué harían mis pies sin tus pasos, que haría mis cuerpo sin tu melodía, que haría mi alma sin su corazón y cómo quedaría mi conciencia sin su voz.
Eres el amanecer de mi soledad, oigo tu voz la que mi oido no olvida, eres mi enganche, mi un, dos, tres...
Así se baila el tango; con la sangre ardiendo y el corazón en llamas, con los pies de pluma, con los ojos serrados, envueltos entre la pasión de dos, envuelto en el dueño de la noche... Terminados, desvanecidos en él... El consuelo de mi amor inconcluso... El verdadero dueño de amores furtivos, en el majestuoso... El tango...

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