viernes, 26 de septiembre de 2014

Perra

Me haré dueña de tus deseos más profundos,
me dormiré con las piernas abiertas sobre tus sueños más honestos
y los convertiré en mis fetiches más cochinos.
Dejaré que me toquetees todo lo que veas de mí
hasta mi alma será profanada por tus deseos.
Te convertiré en mi deseo sexual
hasta que sientas la necesidad de verme con las piernas abiertas todas las noches.
Haré que te ahogues en todos los orgasmos
que se me vienen cuando te afirmas de mis caderas.
Te provocaré hasta encerrarte en tus máximas confusiones.
Llenaré de besos tiernos y calientes tu rostro,
haré que sonrías cuando me veas mojada,
haré que sonrías cuando te toque,
haré que sonrías cuando despiertes a mi lado.
Haré que te sorprendas de tanta ternura
luego lograrás interpretar cada una de mis miradas.
Y en el mayor de los silencios que exista
en esta misteriosa relación, te ahogaré hasta
que pierdas la voz, confundido sin salida.
No tendrás una escapatoria más allá que quedarte conmigo.
Y así, con los ojos cerrados
sentirás el olor del juego de una zorra,
olfatearás como perro cobarde
las maniobras de una perra de la vieja escuela.
Tendrás la tentación ambivalente
de querer escapar y escapar hacia mis brazos
y entenderás cómo juega un animal
luchando por su sobrevivencia.
Entenderás que el juego lo manejamos las cachorras.
Besarás las consecuencias de caminos
profanos entre mis labios y mi boca.
Sin querer te haré sentir
cómo el instinto animal que se escapa de tus ojos,
se viola con mis palabras más oscuras y perversas.
Te ocultarás tras tu miedo y te esconderás
en la desorientación más vil de la cobardía.
Serás impregnado de los juegos de una zorra.
Sin escapatorias, obtendrás las fantasías menos esperadas
y amarraré tus manos a mi cuello,
tu alma a la mía.
Te enamorarás sin previo aviso
y cuando eso ocurra
ni siquiera pensaré en dejar de ser una perra.

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