jueves, 24 de enero de 2013

De nosotros con tragos

Se respira el silencio y en él todas mis ganas de besarte.
Miro el aire y está tan tenso, lleno de pensamientos
anudados en mi garganta.
Tengo tantas ganas de abrazarte,
tantas que me duele el cuerpo.
Tengo tantos deseos de tocarte los labios,
tantos que mi voz se acobarda.

Quiero respirarte, tenerte, mirarte a los putos ojos y saber
que tus cobardes palabras no te ahoguen en la misma
noche que estoy teniendo ahora,
Tan solo puedo atreverme a pedir una cosa más;
mírame y, por favor, miénteme, en serio , hazlo,
intenta por lo menos abrazarme y mentirme,
para ver si yo puedo hacer lo mismo conmigo una vez más.
Miénteme por lo menos para que cuando vuelvas
a pararte en frente de mi, el corazón no se detenga
y con una sonrisa explote.

Intenta a lo menos no mentirte,
trata que yo no sea el reflejo de tu silencio.
Haz que tus ojos también me mientan, por favor,
porque no quiero hacer de mis actos tu cobardía,
por lo menos con una mentira pareciera ser verdad todo lo que dices
y todo lo que no te atreves a decir, mucho menos a hacer.

Tú y yo sabemos lo que pasa cuando callamos,
tú y yo sabemos cuando lo que está adentro
grita en silencio, llora con tontas sonrisas,
finge que acá no pasa nada.
Lo más deprimente es que por muy dentro que esté,
todos ven, todos saben lo que pasa, menos tú y yo.

No puedo dejar de creer que somos tan solo
lo que un trago puede hacer, lamentablemente
somos el resultado de no pensar, tristemente no pensar.
Somos un impulso constante, sentimos por medio
de un impulso casual de desaparecernos en un cuerpo ajeno,
Pero sigamos mintiendo, sigamos jugando a la ruleta rusa
de las mentiras, entre más vueltas, más palabras
hasta encontrar la que te quite el aliento.
Realmente lo quite.

Déjame sonreírte para fingir que nada pasa,
déjame mirarte a los ojos y demostrarte
que realmente no pasa algo.
Quizás por eso siempre pareció que no era sincera
o quizás tanta sinceridad se mal interpreta.
Quizás tengo que evitar que mis ojos te hablen tanto,
pero es que con los tuyos yo... me derrito.

Pero sigamos en el juego de que aquí no pasa nada
sabemos que es el camino más complejo, difícil,
desahuciante, torpe, idiota que podemos tomar,
pero según tú y según yo, es lo más práctico,
lo más cómodo, lo más insensible, cobarde, inutil,
hipócrita que podamos decidir, los dos lo sabemos.

Olvidémonos de esta noche, o de esa noche aquella,
caminemos juntos por la mañana, conversemos normalmente,
evitemos las miradas y al final del recorrido del metro
en común que podamos tener,
un cínico beso en la mejilla, un gustazo y adiós.

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